SEMBRANDO AMOR Y CONCIENCIA

sábado, 19 de diciembre de 2009

Una derrota planetaria

César Lévano
Director del diario La Primera

El fracaso de la Cumbre de Copenhague sobre el Cambio Climático es una triste realidad, una realidad triste. Las grandes potencias, en especial Estados Unidos y China, han demostrado allí ser incapaces de pensar en términos de especie humana y de planeta.

La cumbre ha servido para que se ahonde la comprensión de que el cambio climático puede y debe ser detenido, y de que los países que más emisiones dañinas producen –China y Estados Unidos– no se comprometen a detener esa carrera realmente criminal.

Estados Unidos sostuvo que su oferta de reducción de gases de efecto invernadero es “comparable a las demás” e incluso mejor en ciertos aspectos que la de la Unión Europea. Su propuesta consiste en disminuir para 2020 en 17%, respecto del nivel de 2005, sus emisiones contaminantes. Pero…

El pero que planteó el presidente Barack Obama es mayúsculo: no podía comprometerse a ninguna medida porque cualquiera que tome tiene que ser aprobada por el Congreso de su país.

China, cuyo régimen es autoritario en extremo, no está sometida a tales obstáculos, pero es evidente que ha elegido una vía de desarrollo que tiene el crecimiento económico como meta implacable.

Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, declaró ayer que había participado en reuniones hasta las primeras horas del viernes y que “no se llegó a ninguna conclusión que permitiera decir que se actúa con responsabilidad”.

Hubo, como confirmó Obama, una reunión a puertas cerradas entre él y representantes de China, Brasil, Sudáfrica y la India, en que se acordó que cada cual tome medidas para impedir que las temperaturas suban los dos grados centígrados que pronostica la ciencia.

Pero, según se deduce de una declaración final de Lula, eso no tenía un aspecto vinculante, era algo así como un buen deseo. Parece que Obama sugirió, además, que el uso de los fondos que se alleguen para programas ambientales sea controlado por el Fondo Monetario Internacional.

Lula precisó que el FMI y el Banco Mundial han dejado en nuestros países una experiencia que “no los hace recomendables”.

¿Qué hacer?
Cuando las cumbres se hunden, las bases se deben levantar. Es posible impulsar acciones de alcance local, regional, nacional y continental en defensa del medio ambiente.

Acaba de aparecer el libro Cambio climático, crisis del agua y adaptación en las montañas andinas. Reúne los trabajos de un Seminario organizado por el Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO). Vemos allí que, en el fondo, las luchas dispersas de los pobladores amazónicos, las comunidades andinas que defienden su propiedad y su medio ambiente, confluyen.

Esto significa que, desde abajo, se puede y se debe construir un programa de defensa de la madre Tierra y de sus hijos amenazados.

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