SEMBRANDO AMOR Y CONCIENCIA

sábado, 8 de agosto de 2009

Recuerdos De Hiroshima Y Nagasaki

Por David Krieger*, Agosto 1, 2003

* David Krieger es presidente de la Fundación Paz en la Era Nuclear.

A la 1:45 de la madrugada del 6 de agosto de 1945, el Enola Gay, un bombardero B-29 estadounidense, despegó de la isla Tinian en las Islas Marianas. Llevaba la segunda bomba atómica del mundo; la primera se había detonado tres semanas antes en un campo de pruebas de EE.UU. en Alamogordo, Nuevo México. El Enola Gay llevaba una bomba atómica con núcleo de uranio enriquecido a la que se nombró "Pequeño niño", con una fuerza explosiva de unas 12,500 toneladas de TNT. A las 8:15 de la mañana, mientras los ciudadanos de Hiroshima se disponían a comenzar su día, el Enola Gay liberó su terrible carga, que cayó durante 43 segundos antes de detonar 580 metros sobre el Hospital Shima cerca del centro de la ciudad.

Según un folleto del Museo Memorial de Paz de Hiroshima, esto es lo que sucedió después de la explosión: "La temperatura del aire al momento de la explosión alcanzó varios millones de grados centígrados (la temperatura máxima de las bombas convencionales es de aproximadamente 5 mil grados centígrados). Varias millonésimas de segundos después, apareció una bola de fuego que irradiaba calor blanco. Una diezmilésima de segundo después, la bola de fuego se expandió hasta alcanzar un diámetro de 28 metros con un temperatura cercana a los 300 mil grados centígrados."

Como resultado de la explosión, el calor y el fuego envolvieron la ciudad de Hiroshima y terminó con la vida de unas 90 mil personas. La segunda prueba de un arma nuclear en el mundo demostró el increíble poder que tienen estas armas para matar y destruir. Se destruyeron escuelas en donde murieron maestros y estudiantes. Se les sumaron pacientes y médicos de hospitales. El bombardeo de Hiroshima fue un acto de destrucción masiva en una población civil, la destrucción de una ciudad completa con una sola bomba. Tras recibir la noticia, Harry Truman, el entonces presidente de los Estados Unidos, declaró crudamente: "Éste es el suceso más grandioso de la historia".

Tres días después de destruir Hiroshima, a las 11:02 de la mañana, el Bockscar, un bombardero B-29 estadounidese, atacó la ciudad japonesa de Nagasaki con la tercera arma atómica del mundo. Esta bomba tenía un núcleo de plutonio y una fuerza explosiva de unas 22 mil toneladas de TNT. Resultó en la muerte inmediata de unas 40 mil personas.

En su primer discurso referente al bombardeo de Hiroshima, Harry Truman afirmó: "El mundo se enterará que se soltó la primera bomba atómica del mundo sobre una base militar en Hiroshima. Esto se hizo para evitar hasta donde fuera posible la muerte de civiles." Aunque Hiroshima tenía una base militar, ésta no fue el blanco del ataque, sino el centro de la ciudad. La mayoría de las víctimas de Hiroshima eran civiles, incluyendo mujeres y niños. Truman agregó: "Pero ese ataque sólo es una advertencia de las cosas que vienen". Truman hizo mención de la "gran responsabilidad que ha caído sobre nuestros hombros y que gracias a Dios llegó a nosotros y no a nuestros enemigos". Le pidió a Dios "su guía para usarlo para sus fines." Fue una plegaria escalofriante y profética.

Para finales de 1945, había 145 mil muertos en Hiroshima y otros 75 mil en Nagasaki. Decenas de miles más sufrieron graves lesiones. A lo largo de los años, han seguido falleciendo personas entre los supervivientes debido a los efectos tóxicos de la radiación.

Recordando estos trágicos sucesos, nuestra memoria colectiva inevitablemente ha olvidado y se ha vuelto a moldear por las perspectivas actuales. Con el paso del tiempo, aquéllos que vivieron en carne propia los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki se hacen menos. Aunque en sus mentes el recuerdo de este trauma sigue vivo, grandes porciones de la población mundial no conocen sus historias. El mensaje de los supervivientes ha sido simple, claro y conciso: "Nunca más". En el Parque Memorial de Paz de Hiroshima se encuentra la siguiente leyenda: "Que descansen en paz todas las almas que aquí yacen; pues no repetiremos esta atrocidad". El plural que menciona esta inscripción nos incluye a todos y a cada uno de nosotros.

Desde los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, ha habido una lucha por recordar. La historia de estos ataques difieren de forma radical entre lo que se ha dicho en EE.UU. y lo que narran los supervivientes de Hiroshima y Nagsaki. EE.UU. lo describe como un triunfo de la tecnología y un triunfo en la guerra. Ve la bomba desde arriba, desde la perspectiva de los que la soltaron. Para la gran mayoría de los estadounidenses, la creación de la bomba es un logro tecnológico de magnitudes extraordinarias que generó el arma más poderosa en la historia bélica. Desde este punto de vista, las bombas atómicas hicieron posible la total derrota del poder imperial japonés y le puso fin a la Segunda Guerra Mundial.

En la mente de muchos, si no en la de la mayoría de los estadounidenses, las bombas atómicas salvaron la vida de quizás un millón de soldados de EE.UU., y la destrucción de Hiroshima y Nagasaki es visto como un pequeño precio que tuvo que pagarse para salvar muchas vidas y ponerle fin a una terrible guerra. Esta idea da la impresión que bombardear estas ciudades con armas atómicas fue útil, fructífero y dió lugar a una ocasión que celebrar.

El problema con esta versión es que los historiadores han puesto en duda la necesidad de soltar estas bombas para terminar la guerra. Muchos estudiosos han cuestionado la versión oficial de los EE.UU. en cuanto a los bombardeos. Estos críticos hacen notar que Japón intentaba rendirse cuando se soltaron estas bombas, que el cuerpo estratégico del ejército de los EE.UU. calculó menos muertes de estadounidenses ante una invasión de Japón y que había otras dos formas de terminar la guerra sin usar bombas atómicas en las ciudades japonesas.

Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki quedaron en el pasado. No podemos resucitar estas ciudades. Lo que sí podemos hacer es aprender de su experiencia; una de las lecciones más importantes a la humanidad: nos enfrentamos a la posibilidad de nuestra extinción como especie. No simplemente a la realidad de muertes individuales, sino a la muerte de la humanidad. Según Albert Camus, existencialista francés, "nuestra civilización técnica ha alcanzado su nivel más alto de salvajismo. Tendremos que elegir, tarde o temprano, entre el suicidio colectivo y el uso inteligente de nuestras conquistas científicas. Ahora, más que nunca, vemos claro que la paz es la única batalla digna de lidiar."

Depender de las armas nucleares para proteger la seguridad es poner el futuro de nuestra especie en riesgo de aniquilación. La humanidad enfrenta una decisión: eliminar las armas nucleares o seguir corriendo el riesgo de que ellas nos eliminen a nosotros. Si no tomamos esta decisión y actuamos, enfrentamos la posibilidad de repetir lo sucedido en Hiroshima a nivel mundial.

En Santa Barbara, California cuna de la Nuclear Age Peace Foundation (Fundación Paz en la Era Nuclear), hemos tratado de llevar el mensaje de Hiroshima a nuestra comunidad y más allá. En el 50 aniversario del bombardeo de Hiroshima, creamos un jardín monumento de paz, que bautizamos como Sadako Peace Garden, o Jardín de Paz Sadako. Sadako es el nombre de una niñita, Sadako Sasaki, que a los dos años fue expuesta a la radiación en Hiroshima cuando cayó la bomba. Sadako vivió una vida normal durante diez años hasta que desarrolló leucemia como resultado de la exposición a la radiación. Durante su hospitalización, Sadako hizo cigüeñas de papel con la esperanza de recuperar su salud. La cigüeña es el símbolo de salud y longevidad en Japón, y existe la creencia de que si se hacen mil cigüeñas de papel, su deseo se hará realidad. Sadako deseaba recuperar su salud y la paz para el mundo. En una de sus cigüeñas de papel escribió este corto poema: "Escribiré paz en tus alas y volarás por toda la tierra".

Sadako no terminó de hacer sus mil cigüeñas de papel antes de que su breve vida llegara a su fin. Sin embargo, sus compañeros de escuela, respondieron al valor de Sadako y su deseo por la paz, terminando la tare de doblar las mil cigüeñas de papel. La historia de Sadako no tardó en extenderse por todo el Japón, los niños hicieron cigüeñas de papel en su memoria y su deseo por la paz. Decenas de miles de cigüeñas de papel volaron por Hiroshima y por todo Japón. Al final, la historia de Sadako se extendió por toda la tierra y hoy, muchos niños de tierras lejanas han sabido de Sadako y han hecho cigüeñas de papel en su memoria.

El futuro está en nuestras manos. No debemos contentarnos con flotar a la deriva en el curso del terror nuclear. Nuestra responsabilidad como ciudadanos de la Tierra y de todas las naciones es enterarnos de la enormidad de nuestro reto en la Era Nuclear y superar ese reto en nombre propio, de nuestros hijos y de todas las generaciones futuras. Nuestra labor debe ser reclamar nuestra humanidad y asegurar nuestro futuro común liberando al mundo de estos instrumentos inhumanos de muerte y destrucción indiscriminadas. El camino para asegurar el futuro de la humanidad corre a través del pasado de Hiroshima y Nagasaki.

Tomado de:

http://www.wagingpeace.org/articles/2003/08/01_krieger_remembering_espanol.htm

LA ROSA DE HIROSHIMA

Vinícius de Moraes

Piensen en la criatura

Mudas telepáticas

piensen en las niñas

Ciegas inexactas

Piensen en las mujeres

Rotas alteradas

Piensen en las heridas

Como rosas cálidas

Pero oh no se olviden

De la rosa de la rosa

De la rosa de Hiroshima

La rosa hereditaria

La rosa radioactiva

Estúpida e inválida

La rosa con cirrosis

La antirosa atómica

Sin color sin perfume

Sin rosa sin nada.

Hiroshima
Margot Del Castillo
(Chile)

Rugiendo sobre el cielo
Se abatió la ignominia…
Un destello de fuego,
Cual mariposa encendida
Voló piel adentro…
Y la ciudad quedo muda
Asombrada...
¿Quién enarbolo banderas
Para detener la muerte?
Huelen a quemado
Los cabellos de los niños,
Las madres ciegas
Buscan el camino de regreso…
Hiroshima, vergonzosa…
Arrojo de hombres
Igualando dioses.
Se arrodilla el cielo
Vomitando humo,
La niebla del dolor
Se aferra a la conciencia…
¿Quién recuerda sus nombres?
Solo los que sobreviven
Dolorosos,
En el hongo gris de la injusticia.
Que se apiade la memoria
De tanta amnesia,
Que el recuerdo
Prenda un sol de consuelo,
Gritando, unidos para siempre…
¡Nunca mas!

1 comentario:

  1. soy fisico puro y se como se hace una bomba "atomica" soy inestable emocionalmente aveces quisiera desaparecer todo y no me importa nada ni morir yo soy de lo peor

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